Suelo ser tener buena memoria y al menos que se trate de los nervios que me da presentar a alguien, sobre todo si se trata de mi actual pareja con un amigo del cual solía estar enamorada y el cual termino casándose con otra chica a cuya boda no fui por no terminar sintiéndome como Julia Roberts en papel de sufrida, solo por esa pequeña y e irrefutable razón, podría olvidarme de un nombre y de la cara que le corresponde.
En algunas situaciones sociales suelo olvidarme del tema de conversación, en especial si este carece de interés para mi; dígase política, programas de televisión o dinero. Sin embargo, siempre recordare esa asociación entre nombre y cara. Mas aun si son nombres y caras que escuche y vi durante 3 años unas siete horas al dia. Esos nombres que los maestros solían recitar como letanía al iniciar la clase, para corroborar que estuviera completo el alumnado: Juana Alvarez – Presente, Lupita Beltran – Presente, sin perder uno solo de la A a la Z.
Siempre me he preguntado ¿que no era mas fácil que alguien revisara la entrada de los alumnos una vez por día? De cualquier forma no podíamos dejar la escuela a media mañana ya que en la entrada siempre estaba Dona Beatriz cuidando. Si no era ella era la Madre Portera que ni con el mas suculento soborno nos dejaría salir de la escuela antes del timbre de salida.
De esa manera, con esos largos diez minutos perdidos en la lista de asistencia, los maestros nos darían un poco mas de cátedra, nos preguntarían como nos sentíamos, que pasaba por nuestras mentes cuando no estábamos atentas al pizarrón, nos explicarían que deberíamos de aprender historia, literatura, ciencias no para pasar el examen sino porque cuando fuéramos "grandes" y formáramos parte de la sociedad, eventualmente, conoceríamos gente a la cual tampoco le interesa hablar de programas de televisión y chismes de la nobleza de Europa, sino de cosas interesantes y nos pedirían que siendo mexicanas explicáramos ¿que diablos hacia el emperador Maximiliano en México? y tendríamos suficientes bases para debatir el por que los vecinos del norte piensan que los mexicanos en su mayoría somos rojillos, es mas... eventualmente podríamos entender que significa ser “rojillo” y tambien tener la suficiente conciencia que mientras yo me preocupaba por succionar la leche del seno de mi mama, Castro estaba ocupando su puesto como Primer Ministro de cuba ( quizá sea por este tipo de comentario que hago sobre Cuba y no sobre alguna noticia de la farándula en 1979 que puedan pensar que los Mexicanos somos rojillos).
Los anos pasaron, aprendí lo que pude como mejor pude y aunque muchos de los nombres que solía escuchar todos los días, cada día los recuerdo menos, alguien menciona por coincidencia conocer a alguien de la lista de asistencia de mi grupo, siempre viene a mi mente la cara de esa persona, con todos los rasgos finos o no tan finos, color de piel, forma de ojos. Quizá no sea tan perfecta la imagen como para osar dibujar sus retratos de memoria, pero si tuviera la ayuda de una fotografía, definitivamente podría decir: “si! Yo la conozco, fuimos a la escuela juntas y se llevaba con la bolita de las fresas” o “de las nacas” o “de las x” o en su defecto diría que éramos uña y mugre, por supuesto siendo yo la uña.
A casi treinta años de aquella revolución en Cuba que lo llevo a permanecer en una capsula del tiempo, e irónicamente a casi treinta años de mi vida y unos quince de haber estado en aquella escuela, nadie ha mencionado que vio a “Fulanita de tal” en la Gran Plaza, o que por accidente se entero que yo conocía a perenganita. Hoy en día, después de tantos años, uno debe de meterse a Facebook, y ahí puedes ver las caras de la “juventud” bueno, mejor diré “adolescencia” porque todavía soy joven.
Es así que me entere que un amigo había “comprado” como mascota a una ex compañera de la secundaria. Esas son el tipo de chismes de los que se entera ahora una. Pero amen del neo-liberalismo y la globalización que permiten ahora la compra virtual de personas para ganar “monedas virtuales” y poder seguir comprando toda tu lista de amigos, suceso bastante patético que no voy a indagar mas, me ha sorprendido en sobremanera, que mi buena memoria quizá este fallando.
Será que padezco de Alzheimer a mis escasos 28 años? O será que con la corrección que me hice hace un año de la miopía ahora veo a la gente diferente. Yo recordaba a mi compañera con una grande nariz y digamos no tan agraciada. Tal fue mi confusión que me dije a mi misma al ver su foto en la pagina de mi amigo “será la misma Fulanita que yo conozco? O será una homónima?” investigue un poco mas en su perfil y efectivamente mis dudas fueron esclarecidas, la nariz, barbilla y mejillas podrán ser son diferentes pero la mirada nunca miente.
Me veo en el espejo y veo el mismo rostro que tenia en mis fotos de hace 15 años, con la mirada quizá menos inocente, las líneas de la sonrisa un poco mas marcadas (señal que he reído mucho en mi vida) puedo apostar que quien me vea en la calle puede decir que estoy igualita, un poco embarnecida creo yo que para bien. Esto me lleva a un pensamiento: En un mundo globalizado, no solo las decisiones de un país distante, afectan a otros tantos que juegan en la balanza de la macroeconomía, sino también aspectos tan triviales como la moda, la tecnología y los estereotipos respecto a la belleza definitivamente influencian personas en los países mas remotos, dándoles la libertad de elegir con que cara le sonríen al mundo y con que cara quieren morir. Yo, en lo personal prefiero vivir con la misma que nací, pero no puedo esperar para agregar a esta ex compañera de la secundaria a mi lista de amigos y por que no invitarle un café de starbucks en Facebook para celebrar su nuevo rostro.
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