atropellas las palabras con tu lengua torpe,
enredando tus ideales con la perpicacia bien sabida de tu area de broca..
mas, ¿qué importa?
si todo lo que escupen tus dientes blancos,
es poesía que lleva al viajero a lugares reconditos,
a parajes iluminados con seres inimaginados.
y eso, querido amigo, tiene mas merito que cualquier discurso bien recitado.
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